Definimos como “proceso” a un
conjunto de operaciones, simultáneas y/o secuenciadas, tanto humanas como
tecnificadas, generalmente enmarcadas en un sistema, que tiene como fi n la
transformación de insumos en productos, ya sean éstos, materiales, energía y/o
información, concretos o abstractos.
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Cuando
cortamos con tijera hacemos la fuerza de abrir y cerrar pero también
vamos direccionando la misma para
que siga un recorrido.
Existen dos acciones o fuerzas
que se hacen, una que aplica la energía
y ejecuta el trabajo final (acción de ejecución), y otra que actúa
y modifica la de
ejecución (acción de control).
Una mano robótica que opera en
alguna industria o
laboratorio, el “agarre” final de
los dedos (acción de ejecución) es producto de todo
un proceso de posicionamiento,
generalmente bajo control de una computadora
pre programada (acciones de
control).
Las acciones de control provienen de alguien o algo que tiene un “plan”
o programa previo, a partir de un diseño, en un soporte material o virtual que
llamamos genéricamente “memoria”.
En el caso de los humanos y los
animales, tenemos sentidos con los cuales, a la vez
que realizamos una acción, la
vamos corrigiendo o ajustando, ya sea por medio
de la vista, el tacto, el sonido,
o incluso el olor, de acuerdo a una idea previa de
nuestro objetivo. En máquinas
automáticas o en robots industriales, el equivalente
a nuestros sentidos son distintos
tipos de sensores, cámaras, etc., para “ver” lo que
va pasando y controlar que la
acción esté bien realizada.
En algunos casos hay información
que “vuelve” y actúa sobre la toma de decisiones.
Estas acciones pueden llegar a
ser autónomas y totalmente automatizadas respecto
del control de las personas, por
lo cual los llamamos “procesos autorregulados”.
Además, como la información
tomada de la acción “vuelve” para modificar la
próxima acción, como en un
círculo de causa y efecto, se denomina control por
lazo cerrado (LC), siendo los
otros modos de lazo abierto (LA).
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